miércoles, 16 de febrero de 2011

COMIDAS TÍPICAS PARA LA NAVIDAD

Ésta es la historia de un cocinero que debía preparar una sabrosa cena de Nochebuena. Había trabajado tanto que se vio abandonado por la inspiración, precisamente en la época más importante del año. Pasaba el día pensando e ideando menús navideños, sin que ninguno de ellos lograra satisfacerle. Así llegó la víspera de Navidad y él seguía huérfano de ideas.
Tan cansado estaba que le pudo el sueño y se quedó dormido, rodeado de libros y cuadernos de recetas. Se vio convertido en un orondo Papá Noel con su abultado saco al hombro, y viajando a bordo de un bello trineo al son de un dulce tintineo de campanillas. Desconocía el lugar al que se dirigía, pero intuía que el trineo conocia su destino, el vehiculo que le transportaba no era tirado por ciervos, si no que únicamente se desplazaba guiado por una fuerza invisible.
Una vez finalizado el viaje, el trineo se detuvo ante una rústica casita en el bosque,llamó a la puerta y se abrió al instante,sin que nadie apareciera tras ella.Entró y alló un bello salón decorado con toques navideños que provocó en él una profunda y hogareña sensación.Un pequeño abeto le hacía guiños cuyos troncos crepitaban y iluminaban la estancia y de la que colgaban unos calcetines de bellos colores.En el centro una acojedora mesa,bellamente dispuesta y con velas encendidas no había nadie y sin embargo se sentia acompañado por presencias invisibles que él persibía,aún sin verlos.Depositó el saco en el suelo y se dispuso a abrirlo.Desconocía lo que podía albergar y sintió que su corazón latía con mas fuerza.Se sentó en una butaca junto a la chimenea y con manos temblorosas empezó a extraer el contenido.
Lo primero una bella sopera con una reconfortante sopa de crema, hecha con una gallina entera, aderezada con diminutos dados de su pechuga. Levantó la tapa y una oleada de vapor de aromas empañó sus gafas. Después, un dorado y casi líquido Queso Camembert al horno, con aromas de ajo y vino blanco, acompañado de pan. Hundió la nariz y lo depositó sobre la mesa. Su tercer hallazgo una Pierna de Cerdo rellena con ciruelas, pasas y bacon acompañada de guarniciones, puré de patatas, salsas agridulces y chutneys irresistibles, compota de manzana ¡de ensueño!. Dispuso la inmensa fuente en la mesa y aspiró los intensos aromas. En un rincón del salón, y colocó un crujiente Strudel de Manzana y nueces y una espectacular Anguíla de Mazapán, una dulcera de cristal y un insólito Helado de Polvorones, se sentía embargado por la emoción.El menú tocaba a su fin y era hora de abandonar aquella cálida casita.Pensó que los manjares se enfriarían pero comprendió que el calor,material y espiritual,se encargaria de mantenerlos a la temperatura adecuada.Llenó los calcetines de la chimenea con figuritas de mazapán,polvorones y turrones,que harían las delicias de los niños...y de los menos niños.Le despertó el borboteo de una caldo en el fuego y que amenazaba con desbordar el puchero.Era de madrugada,pero tenía tiempo y de ponerse y elaborar un menú de la casita del bosque.La fuerza invisible que guiaba el trineo era el amor que el cocinero sentía por el mundo de la cocina.

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